El magnesio es un mineral esencial. Es el segundo de los iones intracelulares que más abundan en el organismo: se distribuye ampliamente en los tejidos blandos y el esqueleto. Existe, aproximadamente, una cantidad total en el cuerpo humano de 20 a 28 gramos; el 60-65% en el hueso, el 27% en el músculo, un 6-7% en otras células y aproximadamente un 1% en el líquido extracelular.
Juega un papel esencial en gran número de reacciones celulares, casi se puede afirmar que no hay proceso bioquímico en el que el magnesio no juegue un papel trascendente: es un cofactor esencial para ciertas enzimas que participan en el metabolismo de los nutrientes, es necesario para la síntesis de ARN y ADN, para la transmisión neuromuscular, para la integridad de las membranas celulares, para la secreción de hormonas, para la síntesis de proteínas y para el mantenimiento del equilibrio de los otros grandes cationes celulares (sodio, potasio y calcio), por lo que influye en muchos de los procesos en los que participan éstos, teniendo gran importancia en el metabolismo del calcio. Así, se puede afirmar que el ion magnesio es un nutriente necesario para la actividad de muchos sistemas enzimáticos.
Como resumen podemos decir que el magnesio interviene en numerosos procesos vitales, tales como:
Activación del sistema muscular.
Regulación de las actividades nerviosas.
Buen funcionamiento de los órganos.
Producción de energía.
Los alimentos más ricos en magnesio son la levadura de cerveza, el cacao, los frutos secos (almendras, nueces, anacardos, avellanas, pistachos), las legumbres (judías, garbanzos, soja, lentejas), cereales (sobre todo integrales: trigo, mijo, arroz), verduras (sobre todo de hojas verdes y brócoli) y frutas (especialmente el plátano).
La deficiencia de magnesio se traduce en: hipocalcemia e hipopotasemia; espasmos musculares, fasciculaciones, calambres, dolores musculares, temblor y tetania; cambios de la personalidad, estados nerviosos con “tics”, ansiedad; caída del cabello, fragilidad de las uñas; convulsiones, delirio y coma, si el déficit de magnesio es muy acusado; anorexia, náuseas, vómitos, dolor abdominal e íleo paralítico; arritmias cardíacas y taquicardia. Y se ha asociado, también, a la fatiga crónica y a alteraciones en el sueño.
Ingredientes activos por dosis diaria (10 ml):
375 mg de magnesio.
Modo de empleo:
Disolver 1 cucharada sopera (10 ml) en medio vaso grande de agua.
Presentación:
Frasco de 250 ml.